
Por: Ana Giró Petersen
El 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, declarado por las Naciones Unidas en 1980. Sin duda, el turismo ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia a nivel global. Las áreas que han sufrido grandes impactos económicos son las zonas marino costeras, donde se desarrollan importantes actividades turísticas por la belleza escénica y actividades recreativas inigualables que brindan estas áreas.
Las Naciones Unidas indica que la repentina caída de los ingresos por el turismo ha cortado la financiación para la conservación de la biodiversidad en diversas áreas protegidas a nivel mundial.
El Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), un sistema de gran importancia y atracción turística por sus hermosas playas, biodiversidad y sobretodo, por sus arrecifes coralinos. Sin duda, ha sido afectada económicamente por esta pandemia. Se estima que alrededor de 20 millones de turistas llegan a la región del SAM cada año, este el número de visitantes se ha reducido significativamente, sin embargo, es importante señalar que el turismo por poco o mucho que sea debe ser sostenible para mantener un equilibrio entre los visitantes y el ecosistema para generar beneficios económicos reales.
El turismo sostenible es el motor que beneficia e impulsa el desarrollo y la conservación e incrementa la calidad de vida de las comunidades, de lo contrario, los daños serán mayores que el beneficio económico.
En Guatemala el impacto del turismo en la zona marino costera del Caribe es baja, comparada con el resto de países de la región como México, Belice y Honduras. Donde en algunas áreas se ve un desarrollo insostenible de las zonas marino costeras que están causando un impacto muy fuerte en el ecosistema y sobretodo en la salud de los arrecifes y fauna asociada.
En este Día Mundial del Turismo, la pandemia de COVID-19 nos hace reflexionar sobre la importancia de impulsar el turismo con un enfoque en los ecosistemas que beneficiará a todos.