Justa de Monney. Crear conciencia respecto de la desertificación a nivel mundial es una promoción hacia la sostenibilidad de la naturaleza. Las mujeres aunque no tengan mayores estudios, especialmente en el área rural y en las áreas de menor precipitación durante el año, hacen esfuerzos por mantener la humedad del suelo, cubriéndolo con el rastrojo, con basura orgánica de otros cultivos o elaborando de manera rústica, aboneras con todos los restos orgánicos posibles.

Las capacitaciones que diferentes instituciones les han impartido a las mujeres, sin acciones de seguimiento, como el riego por goteo con embaces reciclados, sembrados al costado de cultivos domésticos como: chilares, hierbas comestibles, hierbas aromáticas, hierbas curativas, en pequeños huertos que ni siquiera son reconocidos como tales.

Las mujeres en el área del sur-occidente de Guatemala, donde hay que escavar hasta metro y medio para plantar un árbol y apoyar con broza para tener la certeza que la planta no morirá. Generalmente son cultivados por mujeres que velan por la protección de la tierra. Las mujeres bajan a barrancos de más de 15 metros de profundidad para obtener una tinaja de agua de humedad. Esto, claro, no está escrito en los libros, no está en el censo reciente de Guatemala, pero es una realidad.

La Tierra está viva y pide ayuda, pues la desertificación es la degradación de su estado productivo. La restauración del suelo, es verdaderamente laboriosa. En Guatemala, hubo programas de gran importancia para restaurar las cárcavas, que convierten las tierras degradadas en tierras sanas. Pero quizá lo más importante es la prevención, al promover cultivos que devuelven al suelo los nutrientes que necesita. Así se ven plantaciones de frijol, abono de diferentes variedades, que producen grandes cantidades de biomasa por lo que mejora significativamente el suelo.

La falta de suficiente espacio para los cultivos, provoca que no haya descanso para el suelo y el mismo se agote.

Las mujeres ponen de manifiesto el sentido de conservación del suelo y se puede ver en pequeñas extensiones el verde de sus cultivos en contraste con el café de la sequía.