Por Giovanni Tobar, Teorema Verde
Han pasado más de 45 años desde que en Junio de 1972 se realizara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, también conocida como Conferencia de Estocolmo, que marcó el principal antecedente desde donde se han generado a nivel mundial, regional y a lo interno de los Estados, diversos instrumentos que tienden a la protección de los recursos naturales.
De esta referencia surge el derecho ambiental, instituyéndose en los países reformas constitucionales y leyes marco sobre áreas protegidas, vida silvestre, bosques, sobre temas de aguas y más recientemente en cambio climático, entre otros.
Así mismo quedó instituido a partir de 1973 que el 5 de Junio de cada año se celebre el Día Mundial de Medio Ambiente, procurando la sensibilización de la comunidad global a lo que se anticipaba sería uno de los principales desafíos en la agenda mundial de este tiempo.
Por ello, el 5 de Junio es una fecha emblemática para todos aquellos que estamos relacionados con las causas ambientales y comunitarias, pues marca el punto de inflexión que ha permitido algunas veces más, algunas menos, la elaboración de regulaciones a elementos constitutivos de los sistemas ambientales. Es en el marco de esta celebración que Mr. Donald Trump anunció con bombos y platillos su intención de retirar a EEUU del Acuerdo de Paris de 2015.
Para la firma del histórico acuerdo fueron muchos años de negociaciones internacionales, solamente Nicaragua y Siria entre 197 naciones se negaron a firmarlo. En el caso del país centroamericano justificó esta posición al considerarlo falto de agresividad para mitigar la problemática.
Los puntos clave que contempla el acuerdo de Paris, lo constituyen continuar con aquellas medidas adoptadas para evitar que se llegue a un aumento de 1.5 grados centígrados en la temperatura respecto a las épocas preindustriales, el financiamiento para acciones climáticas en los próximos años y compromete a los países desarrollados en apoyar financieramente a los países en vías de desarrollo.
Quizá esta decisión nunca llegue a materializarse, pues a diferencia de estar al frente de una empresa o una finca, las decisiones de Estado más aun las de orden internacional, conllevan un largo proceso que en este caso se estima pueda llegar hasta 2020, tiempo en el cual el sucesor de Mr. Trump, podrá dejarla sin efecto.
Por ahora lo que queda claro es que independientemente del tamaño territorial o de su economía, ningún país está vacunado contra las pestes del abuso de poder que en nombre de la paz han masacrado pueblos enteros y en nombre del desarrollo económico se permiten enfermar los tan degradados sistemas ambientales de la tierra.