
Carolina Valdizón tiene 22 años de trabajar en el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), actualmente es Asociada Administrativa de la oficina de país y durante esos años ha sido el cerebro, las manos y los brazos de la coordinación logística para viajes, gestión de vehículos y controles administrativos de cientos de misiones de campo organizadas por las diferentes áreas de la Oficina de País.
Trabajar en el WFP ha significado un privilegio para la profesional que siempre está dispuesta ayudar al equipo de las diferentes áreas de la oficina y solucionar las emergencias del trabajo humanitario; como cuando era necesario dotar a todo el personal del equipo de protección de mascarillas, gel y caretas, a inicios del 2020 y a pesar de la escasez de insumos que existía en ese momento en el país o las innumerables ocasiones en que ha sido necesario gestionar los vehículos a último momento para una misión de emergencia.
Con una sonrisa y la templanza que la caracterizan, comparte lo que es ser trabajadora humanitaria
“Además de contribuir a los objetivos en beneficio de la población vulnerable, apoyamos tras bambalinas la labor de los colegas que atienden directamente las crisis y el trabajo para erradicar el hambre”
Carolina Valdizón
Confiesa que durante estos años de trabajo ha disfrutado la diversidad de funciones, retos nuevos y la oportunidad de mejorar las diferentes actividades que realiza, pero también de aprender nuevos procesos y trabajar en equipo.
Recuerda que en el 2020 durante la pandemia respondió una llamada que ingresó al móvil porque la oficina estaba cerrada. Le habló una funcionaria de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia (SBS), buscaba apoyo para jóvenes en proceso de reinserción social y que estaban pasando momentos difíciles por la pandemia.
“La invité a que enviara una carta a la Directora de la Oficina lo más explícita, contando la situación. La satisfacción es que ese fue el primer acercamiento para iniciar apoyo de CBT para jóvenes durante la pandemia y ahora meses después un proyecto de resiliencia para 50 jóvenes; es una oportunidad de ampliar nuestra asistencia y enfoque. No es una gran hazaña, pero es una pequeña muestra que, desde nuestro lugar en una oficina, detrás de un escritorio o un teléfono podemos contribuir a que las cosas pasen. Trabajamos para ayudar”
“En el área de servicios tenemos el privilegio de servir al equipo de la oficina, a la población vulnerable y ser parte activa del engranaje para un mundo mejor”
Carolina Valdizón
Alejandra Samayoa Ochoa, Asociada de Comunicación WFP
Publicado por Laura Barrera, epesista USAC