
Este 17 de junio se conmora el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía y el 70% de la tierra firme del mundo está en proceso de degradación (sin incluir a los desiertos híper-áridos). La degradación involucra la pérdida de la diversidad biológica, de las tierras de cultivo, pastizales y bosques. Este día que nos invita a actuar para frenar la desertificación, fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994 conmemorando la Convención sobre el tema realizada el mismo año.
La Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación –CNULD- (UNCCD, por sus siglas en inglés) surge a partir de la Convención de Río en 1992, conocida también como la “Cumbre de la Tierra”. Fue adoptada el 17 de junio de 1994 en París y abierta para su firma el 14 de octubre de 1994. Entró en vigor el 26 de diciembre de 1996, enfocada principalmente para los países de África.
Posteriormente, otros países se adhirieron, por las condiciones de susceptibilidad a la desertificación presentes en sus territorios; Guatemala se adhiere el 25 de marzo de 1998, a través del Decreto Ley número 13-98, del Congreso de la República, adquiriendo una serie de compromisos con el fin de implementarla en el país.
De acuerdo con la FAO y la SESAN en el año 2014 de los 166 municipios priorizados por el Plan Pacto Hambre Cero, 8 mil 830 municipios están considerados con una desnutrición muy alta y 78 con desnutrición alta; en todos ellos hay más de 50% de población indígena.
De los 18 departamentos priorizados el que contiene mayor número de municipios es Huehuetenango (29 municipios), siguiéndole San Marcos (23 municipios), El Quiché (19 municipios), Alta Verapaz (16 municipios), Sololá (16 municipios) y Quetzaltenango (15), todos del occidente de país. Esto indica que el problema de desnutrición en Guatemala corresponde a más del 50% a la población indígena.
Estos datos nos indican que cuando se dan las sequias, la población indígena es la más vulnerable a este fenómeno con sus consecuencias socio-económicas.
La Sequía: disminución de la disponibilidad de agua

En un informe en su portal el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) explica: Las sequías son generalmente consideradas como derivados de un déficit de precipitación acumulada, y se puede definir en términos meteorológicos o en términos de los impactos sobre las personas, la agricultura, el abastecimiento de agua o el medio ambiente.
La definición más general es la que considera la sequía como una disminución significativa de la disponibilidad del agua durante un periodo largo de tiempo sobre un área grande, que se considera un fenómeno tridimensional que puede ser caracterizado por su severidad o intensidad, duración y extensión geográfica.
La sequía es también definida como un fenómeno temporal que resulta de la escasez o mala distribución prolongada de la precipitación y de la evaporación en exceso, de manera que la combinación resultante provoca un importante déficit entre la necesidad de las plantas y el agua que absorben desde el suelo.
La disminución de la precipitación anual se puede observar en cualquier región climática del país, pero su intensidad y duración varían dependiendo de la región en donde se encuentre.
En Guatemala, esto es más evidente en la región del Corredor Seco y en la franja costera cercana al océano Pacífico. El corredor seco comprende 46 municipios del país, con una extensión aproximada del 11% del territorio. En Guatemala, se conoce como canícula a la disminución o ausencias de la precipitación por un periodo de 15 días, y al aumento de la temperatura en el mes de julio o agosto.
Sin embargo, en los últimos años se ha presentado la canícula en forma prolongada, o sea ha tardado más de lo normal, causando un déficit considerable en la cantidad de precipitación mensual, a este fenómeno se le conoce como sequia meteorológica. Durante los años 1982, 1986, 1997, 2001, 2002, 2006, 2009, 2012 y 2014 se presentaron eventos de sequía que afectaron fuertemente a la agricultura del país, estos años coinciden con la ocurrencia de eventos del fenómeno de El Niño.
En el corredor seco guatemalteco (Zona semiárida) han ocurrido eventos climáticos extremos, en especial déficit de lluvia relacionado con el fenómeno de El Niño.
Como consecuencia de este déficit de lluvia, ha habido daños y pérdidas en los cultivos, especialmente granos básicos siendo los más afectados los agricultores de infra y subsistencia. El impacto directo de esta situación se da en la seguridad alimentaria a corto y mediano plazo incrementado la vulnerabilidad a la seguridad alimentaria.